marzo 09, 2018

"La Guerra del Corazón Oscuro". Capítulo 9

¡Buenas, docusloc@s! Volvemos, después de mucho tiempo, con un nuevo capítulo de "La Guerra del Corazón Oscuro". ¿Alguien pensaba que este relato estaba ya muerto? ¿De verdad? Bueno, sinceramente, nosotros también en algún punto de estos meses lo consideramos vacío... pero es ahí, justo, cuando más surge la inspiración. Así que vamos ya con ello ates que se vuelva a escapar corriendo.
Os dejamos, ya que sabemos que somos muy desastres y ha pasado demasiado tiempo, con los enlaces a las distintas entradas de los 8 capítulos anteriores de la historia. Gracias por la paciencia...












Llegamos al edificio de la comisaría, el cual parecía haber sufrido los estragos del ataque: puertas arrancadas, los cristales, que siempre daban a la calle, ahora abrían un frío hueco hacia la oficina donde el buenazo de Paul tenía pinta de haber estado llorando toda la noche. Maldita sea, una buena persona como él no se merecía una noche así.

-¿Qué ha ocurrido, Paul?
-Vinieron a por nosotros los primeros. Como si supiesen dónde habían empezado las cosas, si es que hay alguna explicación lógica a esto. Y se llevaron a Phil y a Claire. Ellos... ellos no han...
-...Murieron protegiéndonos, Ethan -interrumpió Jeff al ver que Paul no podía ni hablar por sus lágrimas-. Gracias a ellos, pudimos salir a intentar frenar lo del parque. Esto es... esto es un precio demasiado alto a pagar.
-Oh joder...

De repente me invadió una sensación de duelo, pero no el habitual. Más bien ese que sientes cuando algún ser querido se marcha. Mis nuevos compañeros se dieron cuenta, sus caras reflejaban una mezcla de dolor, tristeza y de decepción ante mi incompetencia por la situación. Y yo sabía perfectamente que les había fallado.

-Debemos seguir. ¿Qué es esa información? ¿Quién coño es ese "ser querido" cercano?
-Nos interesa más quién tiene a esa persona y qué está planeando que el tener a alguien dentro -habló Fred, dispuesto a querer acabar con todo casi antes de empezar-.
-No. Decid quién es o me largo esta misma noche.
-Cobarde. Lo sabía. Ni siquiera has intentado pelear de buenas maneras esta noche. Error al elegir munición, armas... Vaya ejemplo de principito.
-Retira eso o te prometo que te mando de vuelta a casa.

Fred, Jason y otros más se encararon conmigo mientras mi dolor ante la pérdida de viejos amigos me cegaba hasta hacerme caer en el error de querer vengarme sin darme cuenta que la triste realidad es que todo estaba siendo culpa mía. Jeff y Mary nos separaron e intervinieron antes de que todo saltara por los aires.
Una vez más calmados, Mary habló por fin del siguiente plan de acción:

-La información que hemos recogido habla sobre el próximo ataque. Supongo que hemos frustrado sus planes así que, una de dos, o cambian el objetivo o podemos aprovechar e ir de incógnitos para pillarles por sorpresa. Y sí, tienen a una rehén. O, mejor dicho, una traidora que formaba parte de tu vida amorosa - a Mary le cambiaba la cara cada vez que hablaba sobre esos temas y, sobre todo, su atractivo tono seductor aparecía cuando las conversaciones eran conmigo-.
-No. Me. Jodas. No es el momento de joderme, Mary.
-Su nombre es Swanton. Carla Swanton.

De repente, su nombre sonó como una bomba dentro de mí y las heridas en la batalla anterior me dolían mil veces menos que todas y cada una de las cosas que recordaba.
Me veía a mi mismo, con 15 años. Un "enano" en bicicleta que adoraba pasear por el barrio, ir al cine y con un miedo atroz a la soledad y a la oscuridad, preguntando a una chica rubia, de ojos verdes y futura licenciada en Medicina si quería ser la novia de este inútil payaso.
Recordaba el primer beso, las tardes juntos en el cine, esas noches en casa viendo esas malditas películas de terror.
Era el tío más feliz del planeta hasta que decidió ser la chica popular de la universidad y cambiar de vida. Quizás se lo reproché demasiado, o quizás, yo seguí demasiado mi línea correcta. Todo acabó fatal, hasta el punto de odiarnos y no querer vernos. Pero todo daba igual ahora, parecía peligrosa y, a la vez, en mi cabeza solo paseaba la idea de intentar sacarla de ese mundo del que, en un lugar profundo de mi corazón, sabía que estaba presa contra su voluntad y deseando salir.

-No puede ser verdad. Ella nunca... Jeff, tú... tú la conoces.
-Ethan, te comprendo. Pero también se que cambió de vida. Y también se que, en vuestros últimos momentos juntos, hubierais hecho cualquier cosa por eliminaros de la existencia el uno al otro.
-No fue... Nunca. Nunca la consideré como una traidora. Joder, todo el mundo sabe que fue dolorosa y todo lo que nos odiábamos, pero nunca, JAMÁS, pensamos en que el otro muriera. ¡MALDITA SEA!

El golpe en la mesa congeló aun más la situación. Seguí dando golpes a los armarios, a las puertas... Lanzando sillas de una patada. Pisoteando todos y cada uno de los cajones destrozando los expedientes de arriba a abajo. Hubiera quemado la vida como tal en ese momento. Tanta rabia acumulada que terminó en lágrimas incontrolables.

-Eh, príncipe. Ven aquí -Fred, consternado ante mi reacción, se ofreció a darme un abrazo mientras lloraba desconsolado-. Si va a resultar que incluso tienes carácter y personalidad, maldita sea.
-Ethan -Mary intervino y, por primera vez, no vi a la típica chica mala que conocía sino a alguien afectado por vernos a Jeff, Paul y, sobre todo, a mí, rotos por la situación-, oye, hay una pequeña esperanza. Aun puedes, no se, intentar arreglarlo. Acabamos de empezar. La siguiente parada es la estación y ella estará allí. Creo que tu primera misión empieza ahora realmente. Es el momento de que decidas si sigues adelante con nosotros o nos rendimos...
-Está bien. Vamos a la estación. Pero os explicaré cómo lo vamos a hacer...

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